La joven

La joven. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

La joven

Un hombre se acercó a ella acompañado de dos policías y pronunció su nombre. La joven se dio la vuelta lentamente y preguntó que ocurría. Él la acusó de haberse quedado con su dinero y le exigió que le devolviera su maletín. Ella se le acercó y le ofreció un asa humeante. El hombre tomó dicho asa y lo miró con cara de confusión. Luego levantó la vista y se fijó en que unos metros más allá de donde estaba él había algo de color negro sobre el suelo que también estaba soltando algo de humo. Entonces comprendió lo que había pasado. Aquella muchacha había quemado completamente su maletín. Entró en cólera al ver que su dinero había sido destruido y exigió a los dos policías que detuvieran inmediatamente a aquella joven.

Para su sorpresa, los agentes lo tomaron a él por los brazos y lo esposaron. A continuación, le ordenaron que caminara junto a ellos hasta el auto policial porque tenían que llevarlo a la comisaría. El hombre se quedó sin saber que decir. Había avisado a las autoridades para que se hiciera justicia y de repente él mismo había pasado a ser el arrestado sin que se le indicara ningún motivo. Los agentes le repitieron la orden de entrar en el auto. El obedeció porque sabía que no tenía alternativa. De repente sintió mucha rabia, se giró y quiso ir hacia aquella persona para pedirle explicaciones.

Apenas pudo avanzar porque los policías lo sujetaron. Estos ya no le volvieron a pedir que caminara, sino que directamente lo arrastraron hasta el vehículo. Una vez que estuvo dentro, se volvió para mirar aquel rostro. A su vez, ella le devolvía la mirada mostrando un semblante muy serio. El auto arrancó y las tres personas partieron hacia las dependencias policiales. Ella se quedó allí sin moverse y con la vista puesta en el horizonte. Al cabo de unos segundos, apareció otra mujer y le preguntó si había hecho su trabajo. La joven no dijo nada. Se limitó a sacarse un maletín que había ocultado de forma muy hábil bajo su abrigo. Ambas se fueron caminando juntas en la dirección opuesta a la que había partido el auto de policía.

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