
La confianza
Miró hacia su asesor de confianza pensando que se quedaría junto a ella, pero este rehuyó su mirada y paró a un taxi que se acercaba. Una vez que el vehículo se detuvo, aquel hombre se montó velozmente y se alejó sin despedirse. Ella sintió mucha rabia y le dieron ganas de gritarle. Le dio una patada a la farola que tenía al lado. En cuestión de días había pasado de ser una de las personas más ricas de la ciudad a quedarse sin nada.
Las personas de su entorno desaparecieron a la misma velocidad que su dinero. La peor de sus pesadillas se había hecho realidad y ahora no sabía como afrontar aquella terrible situación. Nunca se había preparado psicológicamente para ese tipo de emergencia porque era algo impensable para ella. Desde su infancia, había creído firmemente en la idea de que una vez que se alcanzaba la estabilidad económica en los negocios, ya no era posible retroceder ni volver al punto de partida. Mientras crecía, se fijaba en importantes figuras de la economía mundial y estas le confirmaban que su teoría era cierta. Obviamente, también conocía muchas historias de quiebras de grandes compañías que ya estaban asentadas, pero ella había visto que esto casi siempre ocurría una vez que su fundador ya no estaba presente.
Se puso a andar sin rumbo porque ahora ya ni siquiera tenía un hogar al que dirigirse. Pensó en su principal error. Con el fin de tener más tiempo para la búsqueda de nuevos negocios, había empezado a delegar responsabilidades importantes en algunos personas en las que ella confiaba. Esto es era una cosa totalmente normal que se hacía con frecuencia en las empresas. Sin embargo, lo que ella no había tenido en cuenta era que varios de los líderes que había elegido se habían reunido a sus espaldas. En dichas reuniones se pusieron de acuerdo para arrebatarle el poder sobre su propia firma. Se habían aprovechado de la confianza que ella les había dado. Además, lograron realizar una serie de trámites legales que impedían que ella pudiera reclamar nada.
Sintió ganas de llorar pero se contuvo. Sabía que si había logrado sacar adelante varios proyectos desde cero, sería capaz de hacerlo de nuevo. Además, aún era joven y se sentía con fuerzas. Tendría que tragarse las palabras que había dicho sobre no volver a trabajar para otros, pero pensaba hacerlo solo hasta que reuniera el capital suficiente para empezar por su cuenta. Tomó aire y se dispuso a buscar un lugar donde resguardarse de la fría noche que se acercaba.