La búsqueda

La búsqueda. Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay
Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay

La búsqueda

Sacó una foto para enseñársela a una lugareña y le preguntó donde podía encontrar a aquel hombre, pero la joven se encogió de hombros y dijo que no había nunca visto al objetivo de su búsqueda. El hombre se quedó extrañado porque le habían dicho que la persona que buscaba era muy popular por aquellas tierras. Hasta ahora nadie había reconocido al rostro que salía en la imagen. Vio a otra muchacha venir hacia él y la detuvo para formular la misma pregunta que llevaba haciendo todo el día a cualquiera que se le cruzara. Sin embargo, al abrir su cartera se llevó una sorpresa porque la foto había desaparecido. Le pidió disculpas a la muchacha por haberla detenido sin motivo. Esta sonrió y siguió su camino.

El hombre se desesperó. Si ya le estaba costando encontrar a aquel individuo, ahora que había extraviado la única pista que tenía, su misión sería prácticamente imposible. Miró a su alrededor para ver si por casualidad la foto se había caído en un algún punto cercano, pero no logró recuperarla. Desistió de su búsqueda. Pensó que si no podía completar lo que se había propuesto, por lo menos se iría con el estómago lleno de aquel lugar. Caminó por distintas calles buscando algún sitio donde poder almorzar.

Tras varios minutos, encontró un local que le pareció interesante y entró. En ese momento no había ningún cliente. El hombre se alegró porque supuso que así le servirían pronto y podría almorzar con total tranquilidad, aunque también se le ocurrió que la razón de aquel vacío absoluto podía estar en que la comida no era muy buena. Esperó que esto último no fuera cierto para no tener que llevarse un mal recuerdo de la región. Le atendió una mesera bastante amable y tal como había supuesto, fue rápidamente servido. El pollo frito que pidió estaba muy sabroso y lo degustó muy despacio.

Media hora después, terminó de almorzar y le preguntó a la mesera por el baño. Desafortunadamente, el hombre que buscaba llegó al local justo cuando él acababa de entrar en el aseo. El señor preguntó si había algo de comer especial para ese día, a lo que la mesera le respondió que no tenían nada, pero al día siguiente si. El señor abandonó el local y al poco rato el hombre que lo buscaba salió del servicio. Por alguna razón desconocida, el destino no había querido que se encontraran.

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