Escalera
Cuando entró en aquel lugar se alegró de ver el ascensor. Pero su alegría se esfumó inmediatamente al fijarse que había una etiqueta pegada en la puerta que indicaba que estaba fuera de servicio y pedía disculpas por las molestias.
La escalera de servicio estaba muy deteriorada. Tenía señales de golpes en los bordes de muchos de sus escalones. Parecía como si la gente que trabajara en el edificio arrastrara objetos pesados continuamente hacia arriba o hacia abajo. Las paredes también presentaban signos de maltrato. La visión de la edificación desde fuera le inspiró bastante desconfianza, pero el interior estaba aún peor. Intentó consolarse diciéndose a si misma que un poco de ejercicio no venía mal de vez en cuando. Estuvo a punto de tropezar, pero consiguió mantener el equilibrio en el último momento.
Por fin, llegó a la planta número 6. Resopló. Casi estaba sudando por el esfuerzo repentino. Se dio cuenta de que el timbre de la empresa estaba colocado a un lado, en la pared. Tocó y esperó unos instantes.
Oyó un ruido de tacones acercándose. La puerta se abrió suavemente y le abrió una elegante mujer que probablemente era la secretaria. Al preguntarle que deseaba ella se presentó y dijo que estaba interesada en hablar con la jefa de la planta. La joven le dijo que aún no había llegado, pero que si quería podía tomar asiento en la sala de espera y aguardar hasta que llegara. Lo pensó unos instantes, pero declinó la invitación porque tenía mas compromisos ese día y apenas le alcanzaba el tiempo.
Se despidió amablemente de la muchacha y comenzó a bajar la escalera. Justo donde había tropezado al subir se resbaló y bajo dos escalones de golpe, con el consiguiente susto. Lanzó un suspiro de resignación y continuó bajando con mas cuidado hasta que salió del edificio. Deseó con todas sus fuerzas que la próxima vez que tuviera que volver allí, el ascensor estuviera operativo.
