
El único
El área no era demasiado grande, pero un sola persona no era suficiente para vigilarla porque estaba muy concurrida. Le gente iba y venía en todas direcciones. Sin embargo, el furgón que transportaba al equipo de seguridad que debía estar presente allí había sufrido una avería a mitad de camino. Él era el único que se había desplazado de forma individual. Al llegar hasta el lugar indicado, se sorprendió de no ver a ninguno de su compañeros. Al poco tiempo recibió en su teléfono un mensaje en el que se le explicaba lo que había ocurrido.
También le comentaron que estaban intentando reparar el vehículo y que llegarían tan pronto como pudieran. A él se le ocurrió que alguien podía haber provocado la avería a propósito para que el evento se quedara sin vigilancia. En el caso de ser cierta su hipótesis, los artistas y el público estarían corriendo un gran riesgo, ya que un solo vigilante no podría controlar a un posible banda de criminales. El hombre decidió acudir a hablar con lo directores del evento para que retrasaran el inicio del espectáculo.
De nuevo, se llevó se una sorpresa cuando estos le contestaron que estaban al corriente de la situación, pero que no tenían intención ninguna de alterar sus planes. Ellos querían empezarlo todo a la hora que habían planeado. El hombre les dijo que estaba en juego la vida de muchas personas, pero le replicaron que aquel mismo espectáculo había sido cancelado la vez anterior, por lo que la gente que había pagado no aceptaría ni siquiera un pequeño retraso. Señalaron que algunos se pondrían agresivos y eso podría ser incluso peor. Los directores le ordenaron que dejara de perder el tiempo con ellos y se colocara en su puesto de trabajo, porque en ese momento era el único hombre responsable de por la seguridad. Él se resignó y se puso al pie del escenario deseando que no ocurriera nada que hubiera que lamentar después.