El tranvía

El tranvía. Imagen de Public Co en Pixabay
Imagen de Public Co en Pixabay

El tranvía

No se lo podía creer. Llevaba una hora esperando por el tranvía y después de que abandonó la parada y cruzó la calle llegó su transporte. Ahora ya no le daría tiempo de alcanzarlo por mucho que corriera, pues se encontraba demasiado lejos. Le estaban dando ganas de tomar un taxi, pero se contuvo porque sabía que le iba a costar muy caro. Tampoco quería ir caminando porque eran demasiados kilómetros. Decidió que esperaría al siguiente tranvía aunque tuviera que dejar pasar otra hora como mínimo.

En lugar de quedarse sentado en la parada de nuevo, decidió ir a una tienda cercana de electrónica para hacer tiempo. No tenía intención de comprar nada, pero por lo menos se enteraría de algunas novedades. La tienda se encontraba dentro de un centro comercial junto a otros muchos locales. Subió las escaleras mecánicas y llegó a su destino.

Había bastante gente entrando y saliendo. Se dirigió primero hacia la sección de los teléfonos. No encontró nada que le llamara la atención, así que se fue hasta donde estaban las cámaras de fotos. Aquella parte le gustaba más. No se consideraba ningún experto pero tenía algo de afición por la fotografía. En las estanterías de abajo estaban normalmente los modelos más modestos. A medida que elevaba la vista percibía como los precios iban aumentando y en la parte alta se encontraban los modelos que eran inaccesibles para la mayoría de las personas debido a su alto coste económico. Se entretuvo probando algunas de las cámaras que estaban expuestas con ese fin.

Cuando consideró que ya había visto suficientes aparatos fotográficos, decidió ir hacia los relojes deportivos. Siempre había tenido interés por ellos pero nunca había adquirido uno. Empezó a mirar algunos modelos de colores llamativos. Entonces clavó su mirada en la pantalla de uno de ellos. No lo podía creer. Había pasado ya casi una hora desde que estaba allí. Salió rápidamente de la tienda y bajo las escaleras mecánicas casi saltando. Corrió hasta la parada. A lo lejos veía como el tranvía se acercaba. No quería esperar otra hora. Llegó hasta una puerta del transporte cuando ya se estaba cerrando de nuevo y se lanzó en plancha. Una vez adentro, suspiró y se levantó del suelo. Iba a dar un grito de alegría pero percibió que todo el mundo lo observaba y desató su júbilo interiormente.

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