
El patio
Caminó de puntillas intentando hacer el menor ruido posible. Se colocó junto a una pared y se fue deslizando hasta llegar a la esquina de la misma. Sacó su cabeza solamente lo justo para poder observar a la gente que había en el otro lado del patio. No vio a nadie. Se quedó sorprendido porque apenas unos segundos antes había escuchado algunas voces comentando cosas. Volvió a asomarse y entonces si que vio lo que buscaba. Un grupo compuestos por hombres que tenían un tamaño colosal hablaban entre ellos sobre como estaba transcurriendo su trabajo. Evidentemente, no sabían que él los estaba espiando.
El estado de ánimo del hombre se vino abajo cuando observó la talla de aquellas personas. Además, era un grupo numeroso y él solo era uno. Pensó que ya se estaba arriesgando bastante al introducirse sin ningún permiso en un área privada. También sentía ansiedad al pensar que en algún momento hubiera sido filmado por alguna cámara de seguridad oculta. Miró al suelo y decidió que era mejor desistir antes de que las cosas se complicaran.
Ahora solo le quedaba volver por donde había venido con el mismo cuidado que había empleado al entrar para no ser visto por nadie. Se dirigió con sigilo a la salida pero estaba ya no estaba despejada como cuando había llegado. Ahora había otro de grupo de hombres. El siguiente problema fue que uno de ellos accionó el botón del portón principal de la entrada y este empezó a cerrarse. No le quedó mas remedio que abortar su operación de escape.
Oyó pasos acercándose al lugar del patio donde estaba y se metió dentro del edificio para esconderse. Cuando estuvo dentro suspiró, pero no le duró mucho el alivio porque oyó como alguien se acercaba a la puerta por donde había entrado. Se metió rápidamente debajo del hueco de la escalera esperando no ser visto. Dos hombres entraron y subieran dicha escalera sin notar su presencia.
Decidió intentar escapar de nuevo. Abrió muy despacio la puerta del edificio y vio que no había nadie en el patio. El portón seguía cerrado, pero los hombres habían desaparecido. La pequeña puerta al lado del portón estaba ahora abierta. Miró a un lado y al otro y se echó a correr hacia la salida. Era una distancia corta pero para él fueron como kilómetros. Al alcanzar la salida siguiendo corriendo por la calle como si estuviera loco.
Se dijo a sí mismo que no tenía sentido todo aquello que había hecho. Había visto desde su casa como uno de aquellos hombres le había robado una flor de su jardín y se había decidido a recuperarla a toda costa, pero ni siquiera sabía si estaba en aquel lugar. Pensó que la próxima vez que le pasara aquello saldría de su hogar y se enfrentaría al ladrón en lugar de ponerse a jugar luego a los espías.