
El ordenador
El técnico de la tienda le entregó la hoja del presupuesto en la que figuraba cuanto le iba a costar la reparación de su ordenador. Él puso cara de sorpresa ya que ni en sus previsiones más pesimistas se hubiera podido imaginar aquella cifra. El empleado sabía lo que estaba pensando y justificó la carestía del arreglo diciendo que llevaba muchas horas de trabajo y además tenía que sustituir varias piezas.
Como veía que su cliente seguía sin estar convencido, le dijo que tal vez sería mejor que adquiriera un ordenador nuevo y ellos le podían colocar el disco duro del antiguo para que conservara su información. El hombre preguntó si tenían alguna oferta especial. El técnico asintió afirmativamente y le contestó que en la tienda tenían algunos modelos con descuentos porque ya tenían cierto tiempo, pero que igualmente le servían a él para trabajar. Le mostró un portatil muy llamativo. Era de color rosa y tenía un tamaño considerable. Le dijo que no se dejara llevar por su extraña apariencia, pues era una máquina muy fiable y rápida. Al hombre no le agradaba aquel color en exceso, pero decidió hacerle caso al técnico y olvidar sus prejuicios.
En otras circunstancias se lo habría pensado mucho antes de tomar aquella decisión, pero necesitaba el ordenador urgentemente para poder seguir trabajando. Le dijo al técnico que se llevaría aquella unidad y que necesitaba que le pusieran el disco duro del otro cuánto antes para que pudiera empezar a usarlo. El chico de la tienda le dijo que al día siguiente lo tendría listo. El hombre le dio las gracias y salió de la tienda de informática. Se acordó de lo que había sucedido con su viejo portátil. Se le había resbalado de la mano mientas bajaba las escaleras de su casa y había quedado seriamente dañado después de impactar con los escalones. Lamentó de nuevo haber sido tan descuidado.