El nivel
El nivel que tenían aquellas personas era tan elevado que el hombre sintió automáticamente que no estaría a la altura. Estaba convencido de que cualquier cosa que dijera sería rápidamente rebatida con argumentos tan brillantes que él sería incapaz de reaccionar. No quería hacer el ridículo y tampoco quería sentir las miradas de decepción de los otros al descubrir su pobre nivel, así que se fue tan rápido como pudo. Mientras se alejaba de aquel lugar, pensaba en lo ingenuo que había sido al creer que era superior a toda esa gente solo por el hecho de estudiar un poco. Se dijo que necesitaba ser más humilde para que no le pasara aquello la próxima vez, si es que había una próxima vez. También se propuso triplicar sus horas de estudio para alcanzar por lo menos un nivel digno.
Tenía mucho ilusión en participar en aquel evento, pero le resultaba muy difícil luchar contra su inseguridad. Al llegar a casa, percibió la cara de sorpresa que puso su hija por verlo regresar tan pronto. Esta le preguntó como le había ido, pero él no quiso contestar y se fue directamente a su cuarto. Una vez allí, se quitó los zapatos y se dejó caer sobre su cama. De alguna manera, notaba que se había liberado de esa presión, pero por otro lado, deseaba haberse quedado entre aquella gente y demostrar sus conocimientos aunque fueran mínimos en comparación a los que poseían los demás.
Notó que tocaron en la puerta pero no quiso responder. Alguien entró de todos modos. Era su hija, que ya se imaginaba lo que había pasado. Se sentó junto a él y le recordó que le había ocurrido lo mismo el año anterior. Añadió que debería dejar de pensar que todos siempre eran más sabios. Aquellas palabras de ánimo lo reconfortaron mucho. Miró su reloj y vio que todavía estaba a tiempo de volver. Le preguntó a su hija si realmente valdría la pena intentarlo. Ella le contestó de inmediato que si. Entonces se puso en pie de un salto y se dispuso a enfrentarse de una vez a aquel reto sin importar el resultado final ni la reacción de los demás.
