El mito
Se le acababa de caer el mito. Siempre había tenido a aquel personaje en un pedestal, pero después de lo que había leído se había dado cuenta de la realidad. No se trataba simplemente de que sus hazañas no eran tan brillantes como él siempre había pensado, sino que su vida había sido bastante mediocre y tenía cosas verdaderamente reprochables. El hombre se preguntó si ocurriría también esto con otras personas a las que había idealizado. No estaba seguro de querer saber la verdad. Pensó que tal vez sería mejor quedarse solo con la parte positiva. Al fin y al cabo, él tampoco era la persona con el comportamiento más ejemplar del mundo.
Volvió a colocar el libro en su estantería y salió a la calle. Intentaba dirigir su mente hacia otros pensamientos pero una y otra vez le venía a la cabeza lo que acababa de leer. Inconscientemente buscaba una excusa para tratar de justificar aquel comportamiento. Dentro de un par días aquella persona vendría a la ciudad y realizaría un encuentro con sus seguidores. Él siempre había querido conocer a su ídolo. Había seguido su carrera desde sus inicios. Sin embargo, nunca se le había ocurrido ponerse a investigar sobre su vida personal. Tenía que decidir si iría finalmente a aquel encuentro o no. Probablemente sería la única oportunidad que tendría para intercambiar unas palabras con el personaje que tanto había admirado.
Después de varias horas reflexionando, decidió que lo mejor sería consultar otras fuentes de información. Quizá lo que él había leído estaba demasiado dramatizado y él a su vez se había creado expectativas demasiado altas alimentando así el mito. Su estado de ánimo mejoró un poco después de tener aquella idea y se dirigió de nuevo a su hogar. Se alegró de haber dado aquel paseo porque le había sentado realmente bien. Al llegar a su vivienda, volvió a tomar aquel libro para releerlo pero esta vez procuraría mirar las cosas de forma más objetiva.
