El líder
Despidió a la última persona que quedaba y se fue a su casa agotado. No hacía mucho tiempo que ejercía de líder, pero notaba que aquella posición lo estaba desgastando rápidamente. Se había decidido a salir de las sombras porque creía que sería útil hacer entender a los ciudadanos que podían ser independientes en su forma de pensar. Lo que pretendía era que la mayor parte de las personas a las que se dirigía dejaran de fijarse en un referente para ser capaces de tomar sus decisiones por sí mismas.
Paradójicamente, se había convertido en uno más de aquellos seres que deseaba hacer desaparecer. La gente a la que había logrado convencer lo veía ahora como su nuevo líder. Él intentaba de todas las formas posibles que comprendieran su verdadero propósito, pero era como hablar con las paredes. Se dio cuenta de que aquello era una utopía. Por alguna razón, todos buscaban alguien en quien creer. Algunos eran capaces de ser un poco más críticos y no dejarse llevar del todo. Sin embargo, otros se convertían en fanáticos. En su mente se creaba la idea de que todo lo que hacía la persona que admiraban era correcto y estaba bien hecho. Si alguien se atrevía a discutir una sola palabra de lo que decía su líder, ellos podían llegar al extremo de intentar acabar con su vida.
El hombre decidió que los mejor sería abandonar la posición que había adoptado y volver a su lugar en el anonimato. Supuso que aquel tipo de personas debían existir de todas formas. Era necesario un grupo de ciudadanos que eligieran vivir en la ignorancia. De esta manera, el conjunto de personas que se decantara por la búsqueda del conocimiento podía valorar lo importante que era para todos la educación, el razonamiento y el sentido común.
