El intento

 El intento. Imagen de Arek Socha en Pixabay
Imagen de Arek Socha en Pixabay

El intento

Mientras se dirigía hacia su destino, recordaba todo lo que le habían aconsejado sobre la forma de tratar a aquella persona. Le dijeron que era muy importante hacer un saludo reverencial al verla y tenía que ser exactamente como le habían indicado. Si se equivocaba en algún gesto, el viejo lo rechazaría y se negaría a comunicarse, por lo que su intento habría sido infructuoso. También le dijeron que debía sentarse junto a él cuando se lo indicara y compartir su ritual.

Otra cosa que debía tener en cuenta al estar con aquel ser era evitar contradecirlo, pues según le contaron los pocos que lograron tratar con él, eso era lo que más le irritaba. Se podía poner verdaderamente violento, así que era era mejor seguirle el juego aunque se pusiera a decir cosas contradictorias o sin aparente sentido. Por último, le advirtieron de que sus probabilidades de sacarle alguna información privilegiada eran bastante escasas. La razón era que en los últimos tiempos muchas otras personas habían hecho el mismo intento. Esto había provocado que el viejo estuviera cada vez más irritado y fuera volviéndose extremadamente arisco con los extraños.

A pesar de todo esto, el hombre se sentía confiado. No era la primera vez que trataba con personas así. De hecho, ya tenía bastante experiencia con casos de personas aisladas. Sabía como aproximarse a ellas y ganarse su confianza. Una vez que el asfalto se terminó y dejó pasó a un camino de tierra, supo que había llegado a su destino. Dejó su auto a un lado de dicho camino y se aseguró de que no estorbara a otros vehículos que pudieran pasar por ahí.

Se colocó junto a la ladera. El camino hasta arriba no era muy abrupto, pero si era bastante largo. Comenzó a subir sin prisa. De repente, vio volar una piedra que pareció salir de la nada. Esta cayó bastante cerca de él. Se sorprendió pero siguió ascendiendo. Otra piedra salió volando y estuvo a punto de aterrizar en su cabeza. Entonces comprendió todo. El viejo estaba tan enfadado ese día que estaba tratando de ahuyentarlo. Lo que no entendía era como lo había visto desde tan lejos. Pensó que tal vez alguien le avisó de que iba a recibir una visita. Decidió no seguir tentando a la suerte y se volvió hacia su auto. Por lo menos, lo había intentado.

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