
El hombre
Después de varias noches sin dormir, el hombre se encontraba en una situación deplorable. Cualquier cosa le irritaba y no conseguía poner atención cuando le hablaban, lo que provocaba a su vez la molestia de todos los que interactuaban con él. Estuvo a punto de provocar un terrible accidente en su lugar donde trabajo. Sus compañeros se dieron cuenta de que algo no iba vienen con él y al final se terminó enterando el jefe. Este último lo mandó con urgencia a un doctor, el cual terminó dándole la inevitable baja.
A la gente de su entorno se le hacía difícil comprender como una persona tan brillante se había convertido en poco tiempo en alguien extremadamente desorientado y triste. Todos intentaban averiguar cual era la causa de su transformación, pero él se negaba rotundamente a contar nada. Cuando le insistían para que hablara, se ponía muy agresivo e incluso era capaz de golpear a sus seres queridos. Fueron dichas personas las que decidieron mandarlo al psicólogo con la esperanza de que un profesional le ayudara a ordenar su mente y entrar en razón. Sin embargo, este no pudo hacer nada con él porque continuaba negándose a decir una sola palabra acerca de su situación.
Su familia buscó otros psicólogos pero con todos ocurrió exactamente lo mismo que con el primero. Llegaron a un punto en el que estaban desesperados y no sabían que hacer con él. Cada vez comía menos, su mal humor aumentaba y e ignoraba absolutamente a todo y a todos. A los familiares solo les quedaba contactar con una persona: su abuelo. Él siempre había mostrado un gran respeto y admiración por aquella figura. El problema era que vivía y en otro país y hacía varios años que no sabían nada de su persona. Después de hacer un gran esfuerzo, lograron localizarle y hablar con él. Y tuvieron que hacer un esfuerzo aún mayor para convencerlo de que volviera y se reencontrara su con su nieto. Este terminó aceptando a regañadientes. Todos lo esperaban con impaciencia deseando que supusiera el fin de los males de aquel hombre.