El grifo

El grifo. Imagen de Vien Hoang en Pixabay
El grifo. Imagen de Vien Hoang en Pixabay 

El grifo

El sonido era apenas perceptible, pero aquello bastaba para que no pudiera concentrarse en su lectura. Fue a la cocina y giró un poco más la vieja llave del grifo. Esperó unos segundos. Vió que una nueva gota de agua se estaba empezando a formar, lo que significaba que no era posible cerrar aquello de forma completa. Supuso que la goma del interior estaba demasiado deteriorada. Se planteó cambiarla, pero no se sentía segura respecto a eso. La razón principal era que nunca lo había hecho. Siempre llamaba a alguien cuando tenía un problema técnico, pero esta vez no quería contactar a un fontanero y pagar de más para que le cambiara una gomita.

Se fue a buscar su caja de herramientas y volvió rápidamente a la cocina. Cuando se disponía a desmontar la llave, fue asaltada de nuevo por la dudas. Se preguntó que pasaría si no era capaz de volver a montar aquello correctamente. También se le pasó por la cabeza que en su intento de arreglar aquello podría estropearlo aún más. Entonces tendría que llamar a un profesional y al final terminaría pagando todavía más dinero por algo en lo que precisamente quería ahorrar.

Dio un golpe en el poyo de la cocina para hacer desaparecer todas aquellas nubes de pensamientos y se dijo que era perfectamente capaz de realizar aquella operación porque era bien sencilla. Entonces se acordó de que no había cerrado la llave de paso, así que procedió a ello. Desmontó con mucho cuidado el grifo y comprobó que sus temores eran ciertos. La goma interior estaba muy agrietada.

No tenía ganas de ir a la ferretería, así que decidió mirar si había alguna en la propia caja de herramientas. Para su sorpresa, encontró una dentro de una bolsita. Recordó de golpe que ella misma la había guardado un par de años atrás y se felicitó por su capacidad de previsión. A continuación, retiró la vieja goma y comparó el tamaño con la nueva. Medían lo mismo. Colocó la pieza, montó de nuevo el grifo, lo giró para que saliera agua y luego lo volvió a girar em sentido contrario. Ya no goteaba. Saltó de alegría y recogió sus herramientas. Por fin podría leer tranquila.

Dejar un Comentar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Puedes usar estas HTML etiquetas y atributos: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>
*
*