
El compañero
Le pareció un poco raro que su compañero la hubiera citado a aquella hora en su despacho. Lo normal es que ya estuvieran los dos en sus respectivas casas. Apenas le había dado tiempo de pensar de que se podía tratar porque había tenido un día muy atareado, pero tampoco creyó que fuera una cosa muy grave. En la amplia oficina solo quedaban ella y colega. Dirigió sus pasos hacia el lugar de trabajo de este último y abrió la puerta sin tocar, ya que entre ellos había bastante confianza.
Al entrar encontró al hombre sentado y con un semblante serio. Entonces se dio cuenta de que era algo más importante de lo que pensaba. Rodó hacia atrás la silla donde se acomodaban los clientes, se sentó y preguntó que era lo que ocurría. La respuesta que obtuvo la pilló totalmente por sorpresa. Su compañero le comunicó que tenía intención de abandonar aquella empresa en breve. Además, le dijo que era inútil que intentara convencerlo porque ya había tomado la decisión. Ella preguntó cual era el motivo para hacer algo tan radical. El hombre le contestó que a pesar de que le iban las cosas muy bien ahora mismo, sentía la necesidad de un gran cambio en su vida.
Ella no quería creer lo que estaba oyendo. Él era la única persona en la que confiaba en la empresa. Durante años habían trabajado juntos, se habían apoyado mutuamente y también se habían rescatado el uno al otro de problemas que parecían imposibles de resolver. Tenían una relación que iba más allá del trabajo. Si se iba, le iba a dejar un vacío muy grande y probablemente ella también acabaría abandonando la firma al poco tiempo. Le dijo a su compañero que no podía obligarlo a quedarse si no quería, pero que tampoco iba a aceptar una despedida. Estaba dispuesta a ir con él a donde quiera que fuera. Entonces fue el otro el que puso cara de sorpresa y le dijo que no debía tomar decisiones en caliente, pero ella aseguró que no pensaba cambiar de parecer. Añadió que quería dar ese cambio junto a él.