
El circuito
Se subió de un salto al tercer cajón del podio. Desde allí se podía contemplar parte de las instalaciones del circuito y algunas curvas del mismo. Trató de imaginarse lo que sentiría alguien al pisar aquel lugar después de realizar un esfuerzo tan intenso. En algunas ocasiones había soñado con ser parte de todo aquel espectáculo y poder compartir la alegría de sus éxitos y el dolor de sus fracasos con tantas personas, pero otras veces notaba que algo lo frenaba y las dudas lo asaltaban. A pesar de su juventud, era consciente del problema que tenía pero no sabía muy bien como arreglar eso.
Sabía que si realmente deseaba meterse en ese mundo tenía que aprender a trabajar en equipo y él era demasiado individualista. Le gustaba hacer todo por sí mismo y se sentía frustrado cada vez que tenía que pedirle ayuda a alguien. Veía muy claro que con esa mentalidad sería imposible llegar allí puesto que era absolutamente necesario que un grupo de personas trabajaran juntas para sacar adelante un proyecto.
De pronto oyó una voz que lo llamó. Miró hacia abajo y vio a su padre. Este tenía algunos contactos en aquel ambiente. Esa era la razón de que se les permitiera el acceso a zonas del circuito que normalmente estaban restringidas para la gente común. El muchacho bajó las escaleras de aquel escenario y se reunió con su progenitor. Ambos caminaron hacia la salida mientras la noche iba oscureciendo el cielo.
El hombre notó que su hijo tenía algo en la mente porque estaba muy callado y le preguntó en que estaba pensando. El chico se limitó a contestar que eran solo tonterías. En realidad seguía dándole vueltas a aquel tema. Sabía que tenía que sacrificar parte de su individualidad si quería tener un futuro en aquel lugar. Y debía empezar a trabajar en aquello lo más pronto posible.