
La bombilla
Pasó mucho tiempo hasta que por fin alguien le advirtió de que tenía muy poca luz en la sala. Él se había acostumbrado a aquel entorno semioscuro y le parecía normal. Decidió hacer caso de aquellas palabras y se fue a buscar una bombilla para reemplazar la que tenía su lámpara. Cuando llegó a la ferretería, se dio cuenta de que no se había fijado en que potencia debía tener la nueva bombilla. Hacía mucho tiempo que no cambiaba ninguna y no se acordaba de eso. El problema era que si compraba una con los mismos vatios o menos no estaría arreglando nada.
Se decantó por la que le parecía más adecuada, arriesgándose a tener que devolverla. Su envoltorio decía que consumía muy poco y además era muy duradera. Eso fue lo que le convenció. Volvió caminando a su hogar lo más rápido posible. En el trayecto tropezó con un pretil debido a la prisas y cayó hacia delante, pero consiguió mantener un brazo lo suficientemente alzado para que la caja de la bombilla no contactara con el suelo. Esperó que no se hubiera roto. La sacó del cartón, la miró y le pareció que todo estaba en orden. Se dijo a sí mismo que aquellas cosas siempre pasaban cuando uno estaba transportando algo delicado.
Una vez repuesto del susto, continuó caminando hacia su casa hasta que por fin llegó, sin tener que lamentar más percances. Sabía que era un simple cambio de bombilla, pero se sentía emocionado. Quería averiguar si haber acertado con la compra y que aspecto tendría ahora su sala.
Tomó una silla de la cocina y la llevó hasta el lugar preciso, pues su lámpara estaba a gran altura. Desenroscó la tapa de cristal de la misma y quitó la bombilla vieja. Esta todavía era de las de forma tradicional. Le dio un poco de pena, pero sabía que tenía que hacerlo por el bien de su vista. Comparó la potencia indicada de las dos piezas y vio que había elegido bien, pues la nueva era algo más potente. Colocó la moderna bombilla y se fue a la pared del interruptor. Apretó con solemnidad dicho interruptor como si de una ceremonia se tratase. Se quedó maravillado con la nueva iluminación. No entendía como había pasado tantos años sumido en aquella triste penumbra.