
Ánimo
La sopa de sobre ya se había enfriado, pero no parecía importarle. Continuó tomando cucharadas a un ritmo tranquilo. Finalmente, inclinó un poco su plato para depositar lo que quedaba en la cuchara. Se quedó meditando unos instantes antes de levantarse para recoger la mesa y fregar la loza. Su ánimo estaba por los suelos.
Quería irse a acostar pronto pero sabía que no iba a poder dormir. Las emociones intensas que había vivido en pocos días le habían hecho plantearse muchas cosas. Sin embargo, sabía que tenía que continuar con su vida. Ponía la radio continuamente para distraerse con música y noticias. Algunas de ellas lo conseguían evadir por unos instantes, pero al poco tiempo todos los pensamientos regresaban a su mente. Mientras se lavaba lo dientes, observó su rostro en el espejo. A veces, cuando sentía alguna molestia en una de sus muelas provocada por una ligera caries, esperaba varios minutos con la pasta en la boca. Luego se enjuagaba y la molestia desaparecía. Pensó que cualquier dolor de muelas era mas llevadero que lo que sentía en aquel momento.
Oyó a alguien tocando. Se sorprendió, pues ya eran casi las once de la noche. Caminó hacia la puerta de su piso y preguntó. Escuchó la voz de su vecina, así que abrió. La señora había venido para preguntarle si todo andaba bien y a traerle algo de la comida que había preparado al mediodía. Él intentó sonreir un poco, pero no lo logró. La invitó a pasar y estuvieran charlando un rato en el pasillo. Al final, la amable señora le dijo que ya debía irse porque tenía que levantarse temprano al día siguiente. El hombre agradeció su gesto de corazón y se despidieron. Pensó en lo importante que era en estos momentos para él tener a alguien que se preocupara un poco por su situación y le intentara levantar el ánimo.