Actividades
Fue poniendo tierra en la maceta hasta que estuvo llena a la mitad. La regó con un poco de agua y la colocó en su balcón. Calculó que en un par de semanas empezaría a germinar la semilla. No era un experto en plantas pero en los últimos tiempos se había entusiasmado un poco con aquello. Además, su mantenimiento era sencillo. Solo se tenía que preocupar de regarlas de vez en cuando y de cuidar que no les diera demasiado el sol de mediodía.
Todo aquello era parte del plan de actividades que se había propuesto hacer desde el comienzo de la nueva década. Sabía que todos lo años decía lo mismo y al final siempre terminaba dejando todos sus proyectos a la mitad, pero esta vez quería que fuera diferente. Se planteó ser más constante que las veces anteriores. Sabía que era una cuestión de adaptarse a una rutina. Una vez dado ese paso, haría las cosas automáticamente sin pensarlo. Lo más difícil siempre era el comienzo.
Otra de las actividades que se había propuesto era aprender otro idioma. No había excusas para no lograrlo, pues en internet estaba toda la información necesaria. Su idea era empezar de forma suave con el vocabulario y cada día ir aumentando el ritmo de forma progresiva.
El último objetivo que deseaba llevar a cabo era el de hacer ejercicio todos los días de la semana. Había pensado en apuntarse a un gimnasio, pero luego recordó las experiencias de tiempos pasados. Así que decidió practicar él mismo en su casa. Al igual que con el idioma, quería empezar con cosas sencillas. Una vez que se sintiera mejor, iría aumentando la dificultad y la duración de la actividad. Todavía tenía algunos proyectos más en mente, pero no quería agobiarse por querer hacerlo todo a la vez. De esa manera, evitaría dejar de nuevo las actividades sin terminar.
