Originales

Abel/ octubre 6, 2020/ Filosofía/ 0 comentarios

Las cosas originales siempre han sido bien vistas en gran parte del mundo. Esto lo vemos reflejado en ámbitos como el arte, la literatura, el cine, la arquitectura, la ciencia o la automoción. Al crear algo que no existía anteriormente, una persona se gana la admiración de los demás por haber sido capaz de aprovechar su ingenio con tanta eficiencia.

Se han producido algunos conflictos a lo largo de la historia. La causas fueron que dos personas trabajaron al mismo tiempo en algún proyecto similar de forma individual. Además, publicaron los resultados de su creación en una fecha muy parecida. En algunos casos fue pura coincidencia y en otros se actuó de Mala Fe. La ambición por conseguir la fama y el dinero ha llevado a algunos individuos a espiar el trabajo de otros y a hacerse pasar por el autor original. Obviamente, esto no le sienta nada bien a alguien que ha dedicado tiempo y esfuerzo para sacar adelante un proyecto.

Otras veces las cosas se resolvieron de forma más diplomática y todas las partes reconocieron abiertamente que se trató de una casualidad o que los resultados fueron fruto de un trabajo en equipo.

Después de tantos siglos de creación, desarrollo e innovación, empezamos a tener la sensación de que ya no es posible seguir siendo originales. Además, el acceso a la información masiva ha provocado que cada vez resulte más difícil que quedemos sorprendidos por algo. Casi todas las cosas que se crean en este tiempo resultan comparadas con otras que se hicieron en el pasado.

Esto no lleva a preguntarnos si merecen más reconocimiento los autores de antes por tener menos referentes en los que fijarse para lograr algo nuevo, o si se debe valorar en mayor grado a los creadores actuales por hacer el esfuerzo de intentar sacar algo original a pesar de todo lo que se ha hecho ya. La realidad es que ambos tienen el mismo valor, pues nadie elige la época en la que quiere nacer.

Este tema, como cualquier otro, ya se trató en el pasado por diversas personas. Incluso en el momento de redactar estas líneas es muy posible que alguien esté pensando o escribiendo sobre lo mismo en otra parte del mundo. Con una población tan grande no es descabellado pensarlo. Esperemos que por lo menos hayamos conseguido un mínimo porcentaje de originalidad.

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