Fanatismo gastronómico

Abel/ octubre 3, 2020/ Alimentación/ 0 comentarios

El carácter humano tiende a ensalzar las cosas que le agradan y a compararlas con otras con las que no se siente tan a gusto. En ocasiones, las personas llegan a un punto en el que se siente tanta pasión por algo o alguien que están dispuestos a defenderlo a cualquier precio e ignoran completamente la realidad. Existe el fanatismo en ámbitos como el deportivo, religioso o político. A estos últimos se ha sumado en los últimos tiempos el fanatismo gastronómico.

Algunos miembros de la sociedad se han opuesto radicalmente a participar en el consumo de determinados productos por considerarlos daniños para ellos mismos o para la naturaleza. Además, insisten en convencer al resto de personas para que sigan su dieta a rajatabla. Uno de los productos más cuestionados es la leche, pero si duda el bien que recibe más ataques es la carne. Entre los argumentos que se usan en contra de ella, está el de la adaptación al ser humano, pues según sus detractores, esta era no consumida por nuestros ancestros en el inicio de la humanidad. Si quisiéramos ser coherentes con esta afirmación, reduciríamos nuestra dieta hasta el extremo de quedar con muy pocos alimentos. También tendríamos que suprimir de nuestra vida hábitos tan arraigados como el consumo de café o el tabaco.

Existen varios factores que han ayudado a formar está corriente que favorece a algunos productos y perjudica a otros. Las nuevas generaciones hemos crecido con seguridad alimentaria. En otras palabras, no hemos pasado hambre. Esto nos lleva a ser selectivos y despreciar inconscientemente algunas comidas. En el caso específico de la carne, podemos escuchar de nuestros mayores que en sus tiempos apenas tenían la oportunidad de consumirla una vez al año. Ese día era muy esperado y se volvía un momento festivo. Hoy en día, vamos al supermercado y encontramos una pared completa cubierta con una estantería dedicada solo al consumo de productos cárnicos. Algunas personas se sienten saturadas por esto, pues necesitan experimentar algo nuevo. Lo dice alguien que creció en una venta.

Otra de los factores es que sentimos mayor empatía con los animales que con las plantas por razones obvias. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta de que estas últimas siguen siendo seres vivos. Tal vez no protesten de la misma manera que nosotros cuando sufren pero esto no significa la ausencia de de dolor. No debemos subestimar su capacidad ni su inteligencia.

En cualquier caso, es aceptable y entendible que alguien no quiera consumir ciertos productos por la razón que sea. Sin embargo, no es tan aceptable que ese alguien llegue al punto de despreciar de dichos alimentos o fomente su prohibición. Recordemos que detrás de cada producto existe una industria, la cual emplea a muchas personas y sostiene a una gran cantidad de familias. Su desaparición conllevaría graves consecuencias para todos. Lo más aconsejable es acudir a un especialista en nutrición y dietética para que nos ayude a conseguir una dieta equilibrada, sana y verdaderamente acorde con nuestros gustos.

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